La Pernía ha sido históricamente una tierra rica en tradiciones, aunque no todas han llegado a nuestros días.
Hasta no hace demasiado tiempo, era habitual que los mozos de los pueblos se reunieran para recorrer las calles cantando los Reyes (el 5 de enero) o las marzas (el último día de febrero o el primero de marzo) mientras pedían el aguinaldo, dinero o algunas viandas. Con lo recaudado, se solía celebrar una merienda o cena posteriormente. El cantar de los Reyes se ha intentado recuperar en los últimos años.
Los mozos también solían pinar el Mayo (un tronco de árbol de unos 15 metros), en la plaza del pueblo. Esta tradición se realizaba al comenzar el mes de mayo, o en ocasiones especiales, como la visita de alguna autoridad o la toma de posesión de un sacerdote. Una vez pinado el mayo, había una competición entre los mozos para escalarle y conseguir un premio.
En la noche de San Juan eran típicas las enramadas, que los mozos del pueblo ponían en las casas donde había alguna moza soltera; y las bodas se celebraban también con un gran componente festivo, entre cánticos y bailes.
A veces, entre pueblos limítrofes se organizaban peleas de toros, con la presencia de espectadores de ambos pueblos, y la posterior fiesta de confraternización.
Durante el invierno, los vecinos se reunían en determinadas casas durante largas veladas, denominadas hilas, donde las mujeres hilaban y los hombres solían tallar herramientas y objetos de madera, mientras se contaban leyendas y romances.
Otras tradiciones hace mucho más tiempo que dejaron de celebrarse, como es el caso del Ollón, una reunión de mozas que tenía lugar el día 17 de enero (San Antón), con comida (carne, chorizo, costilla, etc.) preparada en grandes ollas.
En San Juan de Redondo también se celebraban Los Navisarios, otra reunión en la que los hombres del pueblo se juntaban por Navidad, para celebrar y recordar con una merienda a los benefactores que habían hecho donaciones al concejo, como fue el caso D. Baltasar de Mier, natural del pueblo, que donó varias fincas y unas copas de plata en 1847 (precisamente, estas son las copas que San Juan de Redondo sigue utilizando en el brindis de La Mojonera).